‘...Acepto el fracaso, me pongo el impermeable, la boina; frente al espejo, agradezco a Julita el secreto –cualquiera sea el secreto suyo que da origen al que compartimos-, antes de apagar la luz culpo a Julita por el poema y le atribuyo los cuatro versos que acabo de escribir.
Y yo la, lo pierdo doy mi vida./
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas/
cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas./
Ir y no lo haré, dejar y no puedo.
Mientras bajo la escalera me convenzo de que la culpa es de aquella parte de la estupidez de Julita que no llega a cubrir el amor ni la locura, aquella parte que no le pertenece pero morirá con ella, inseparable; lo que le agregaron e impusieron los padres, este aire cándido y provinciano, las amigas, mi hermano muerto, yo mismo y mi manera inadecuada de quererla. ...’
[de JUNTACADÁVERES – J.C. Onetti]