19 de febrero de 2008

Una de vaqueros

No se sabe nada de los indios que Licenciado mataba y volvía a resucitar, para volverlos a matar y así un día tras otro, en medio de las oraciones trastabilladas que yo escanciaba por encima de aquellos tablones irremediables por la lejía y el tiempo, y que usábamos como telón de fondo para nuestros juegos. El rosario rezado siempre en casa a la hora de la siesta se hacía interminable, y ese era el momento que Licenciado aprovechaba para hacer la carrera militar contando con todos los efectivos a su alcance, donde fabulaba estrategias en forma de circulo, en formación de a dos, ataques sorpresa, en distribución de la siempre importante intendencia, en fin, y le daba igual el bando porque unas veces era indio y otras soldado. Creo que de todo aquello sólo quedan mi vaquero preferido, que su postura era para pescante en diligencia y yo le hacía montar a caballo; así como el entrañable Toro Sentado. Creo que también los dos caballos gemelos en postura de galope, en blanco y en negro. Los debo de guardar en algún sitio. Ya aparecerán. Los rescaté en algún momento que mis sobrinos empezaban demasiado pronto a aplicar otro tipo de destrezas sobre sus capturas y las sentencias eran del tipo ‘condenado a ser masticado’ o ‘descabezado’, ya sin rosarios de fondo. Claro, no llevaban una vida paralela al cine y a la televisión en cuanto al tema del Lejano Oeste. Nosotros teníamos muy presente todo aquello y creo que aún guardamos perfectamente en la memoria gestos y algún latiguillo. Yo todavía los aplico cuando me veo en alguna trifulca, a modo de un ‘más te vale que...’ que para otra cosa.

Todo esto me vino a la memoria el otro día cuando Capitan Poland(CP) me envió por correo electrónico su vaquero favorito en el cine, bueno su foto (Walter Brennan). Así sin venir a cuento, o sí, no lo sé. No creo que fuese una especie de obituario porque el actor ya era un vejestorio, al que le hacían soplar y bien, en todas las películas que veíamos, ya digo, de enanos. En este gesto, también, caí en la cuenta que CP siempre ha tenido un especial cariño por los secundarios de las películas. Sobre todo del cine de los cuarenta y las décadas que le circundan. Tiene esa cabeza rapada a lo Yul Brynner, donde caben todos esos nombres e incluso diálogos de determinados momentos y que a él le caen en gracia. Es esa perspectiva que alcanza con las cosas que están a partir o detrás del primer plano, lo que le llama especialmente la atención. Visión que comparto y en la que también creo, y que es donde pasan las cosas de verdad. Una de las mejores formas que hay para atrapar el tiempo que se nos escapa a ‘borbotones’. Compartir con CP estas cosas me hacen más grande y creo, además, que no soy el único.

En esas estamos, pero hay otro tipo de vaqueros. Una de las veces que me juntaba con nuestro Carlos (de la Cruz) en su casa, cuando estábamos en lo del musical; se fue a la carpeta Narcocorridos de su PC y de allí me hizo escuchar unas canciones que más parecían unas brincadeiras y una soflama a la juerga parda llena de letras con sorna y retruécano. Nos reímos con ganas y no hacía falta saber de donde le venía esa afición por este tipo de música, porque al bueno de Carlos no le hace falta mas que una lentejuela para pasárselo bien y si es a través de la ironía aún mejor, que es lo que despedían por doquier aquellas letras. Imagino que son algo parecido a las de esos cuartetos y coros del Carnaval de Cádiz, pero a lo bestia. El caso es que me metió unas cuantas, para él las mejores, en un disco y hasta hoy.

Bueno, hay que decir que estos del mostachón le echan un par de buebos al asunto y la verdad es que son divertidos. Esta especie de mariachis con aspecto de vaquerotes, con ganas de hacer reír al respetable pero mirando de reojo al capo, van tocando narices aquí y allá, supongo; y cuando a los capos se les antoja que ya no les haces gracia, después de rematar el vaso de tequila dan instrucciones definitivas en la oreja a sus lugartenientes y esto sin mover un centímetro el fino bigote. Ahora la balacera es constante. Caen como moscas: ’Músicos, cantantes y promotores, la mayoría del género conocido del narcocorrido, engrosan una larga lista de víctimas en los últimos meses’. La lista es inmensa y una vez que acaben con todos y nadie hable de ello por si acaso (¡si viviera Juan Rulfo!), ficharán al mejor de los informáticos y rastrearan el planeta hasta dar con todos los que tengan algo que ver. No pararán, y ay Dios mío, por qué dejé, aquella tarde de octubre del 2003, mezclarme en eso.

8 comentarios:

Relatos on the rock dijo...

Pues habrá que morir como Paul Newman y Robert Redford al final de Dos hombres y un destino, uno de mis westerns favoritos. Eran guapos y tenían retranca, los muy cabrones, pero lo mejor es que lo fueron hasta la última balacera.

The rain keeps falling on my head...

EL AVENTURERO dijo...

zorionak zuri
zorionak zuri
zorionak nom snad
zorionak zuri

EL AVENTURERO dijo...

a mi tambien me gustaba walter brenan

decia que manejaba basicamente dos registros: de bueno, o sea sin dentadura (tener y no tener) y de malo, o sea con dentadura (my darling clemetine)

Relatos on the rock dijo...

Y para secundarios, los de Sergio Leone.

------ dijo...

Si pero no estáis amenazados como yo y eso que he tirado el CD al Taijo:

EL AVENTURERO dijo...

lo tuyo ya es un caso perdido

deberias haberlo pensado antes

------ dijo...

quién me iba a decir, que escuchar "me voy a comer tus tripas escabechadas en puritita tequilita, me hace muy feliz...!!" me iba a traer problemas. Pensar ahora es lo que estoy haciendo, estoy dejando un rastro equivocado en las Maldívas.

------ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.