20 de febrero de 2009

Campaña Morrocotuda


Tengo que echar un vistazo a esto de las mejoras del blog. Había capturado esta imagen en mi viaje anterior con mi Leika 327 y he intentado ponerla en donde aparece el Aventurero con su avioneta, pero sale muy pequeña. Luego he querido poner un vínculo al texto Viajes Morrocotudos en el post de abajo y na de na. Así que dos por el precio de uno. Vean la increíble campaña que se está haciendo de este blog vecino.

Desde la rampa [3]


Qué contentos nos pusimos todos cuando nos anunciaron que íbamos a despegar de verdad. Se ve que el proyecto de simulacro está necesitado de financiación, por lo que nos habían cedido para unos ensayos de puesta a punto en esos paseos turísticos para ricachones a la estratosfera. El día señalado, creo recordar, fue un jueves porque es cuando mi amigo me manda un SMS con los números de la primitiva. Así que por fin salimos de aquel hangar pero llevando encima toda la mandanga de los trajes espaciales y todo eso. La lanzadera no estaba muy lejos y después de las fotos oficiales donde no sé por qué nunca salgo, estábamos cada uno en su puesto con el cometido de hacer de pasajeros siderales; lo que no estaba nada mal después de tantos días de mirar por una ventanilla y ver un cosmos de plató mas falso que los billetes de Mortadelo. Por fin íbamos a ser astronautas de verdad. Tengo que reconocer que cerré los ojos entre el estruendo y los primeros treinta kilómetros, cosa de segundos, pero qué bonito cuando los abres y ves todo aquello desde esa altura. Pero ya me dolía el cuello de tanto mirar para mi lado después de una hora de navegación y dos vueltas al planeta, cuando se nos coloca otra nave en paralelo y desde la cabina, un tipo con gafas y otro sin afeitar, nos hacen unas señas como que debíamos parar o algo así. Qué cara de susto se nos puso a todos, pero mucho más cuando Holmmer, que iba atrás del todo, va y dice ¡pues no vamos con la puerta mal cerrada! Así que gracias a los interestelares de Viajes Morrocotudos, qué tíos, porque de no ser por ellos estábamos ahora como chatarra espacial en alguna que otra órbita.

6 de febrero de 2009

Onetti y el jazz [1]


“Lentos brotes se hinchan y crecen, enlazan los muebles, frotan los rincones con sus enormes ojos ciegos. Nosotros, la mañana, el aire que fuiste meciendo en la noche, la mano perdida en la sábana, el pezón vinoso y replegado, todos somos tu sueño.
“Flotamos suaves y veloces, murmurando ansiosos nombres de Dios, largos ruegos obscenos, palabras violentas y unos secretos que estaban rezagados y acabamos de encontrar; somos angustias, bocas redondas de pescados, luna escamosa, arenales, rutas, y el hombre de negros anteojos que asoma desde el piso treinta y saluda con su revólver y el fresco manojo de lilas, la vieja sala embrujada con el bronce sucio de los candelabros, el piano desdentado y amarillo, el traje de baile perdido en el diván y la alfombra de extraviados dibujos con su vieja mancha de sangre y el esqueleto de una rosa, aplastado.
“Pero otra vez cae rota la mano que alzaba hasta su hombro, tu mejilla, tu labio pesado y mustio. Porque quería contarte que han pasado cosas, tantas cosas en la vida y que, sin embargo, nada, nunca pasa nada.” [fragmento del capítulo XXX del libro TIERRA DE NADIE de J.C. Onetti]