8 de noviembre de 2007

LUCES

Quién se encargue de poner la luz a esta ciudad hace bien su trabajo. Desde que puse el pie no se ha parado de iluminar por encima de lo previsto contrastándolo todo como si fuese de oro. Pero estos fuegos de artificio lo mejor que tienen es cómo dan paso a las sombras de la noche. Ahí, los raíles son pura plata que marcan las sendas hacia oscuras bocas que lo engullen todo en cualquier esquina. A quien dobla esos hierros con tanta precisión, también ha de felicitarse.
Lo que pensé era una casa de algún privilegiado, con su jardín en patio y palmera de atalaya, resulta ser un hotel casi de soslayo. Rica sensación, que al descubrir las intenciones, me sentí inmensamente bien de saber la justa medida, como uno de esos oasis que no salen en las guías. Y es que así se llama.
En el café ‘British Bar’ el tiempo se estira como el chorro de una fuente de barrio. Y alguien más sabe que todo lo que pasa a escasos centímetros del suelo, es coto privilegiado de un señor que limpia botas, encorvado como un grifo, de mirada casi hueca; que seguro esconde un almanaque manoseado y nulo de los días que pasan. Quién pudiera arrebatarle esa caja llena de remaches.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Con seguridad, esa mirada que usted dice “hueca”, se vacía cada mañana para poder llenar su retina de imágenes tomadas desde una perspectiva semejante a la de la cámara de un reportero que va contracorriente.

Relatos on the rock dijo...

Pues vaciemos esa mirada a cada rato para no "ahuecar" el ala.

escritos dijo...

La luz de Lisboa viene de tres espacios diferenciados: del sol, del mar Atlántico y de sus gentes. Que llevan en su alma el espíritu de Fernando Pessoa.

------ dijo...

La verdad es que he pensado en traerme unos zapatos que tengo, que no son de ante; para dejar que este hombre pase sus cepillos por ellos y acaricie la superficie con la mano, pues es así como aplica el betún. La intención es que en ese leve cosquilleo pueda transmitirme algún dato mientras me hago el interesante. Esperaré entonces el momento preciso, porque a eso de las cuatro treinta de la tarde entra un sol de cobre por los escaparates. Quién es el torero, quien el toro.

EL AVENTURERO dijo...

la luz natural de lisboa es subyugante, de acuerdo,
pero que me decis de la luz artificial? nunca he visto otra ciudad con una iluminacion navideña tan fina y tan cuidada

------ dijo...

Usted es un provocador nato, Sr. Aventurero. De dónde saca semejantes apreciaciones sobre la iluminación navidenia [natal, aquí]. Menos mal que pronto lo podré discutir 'in situ' con usted.