12 de noviembre de 2007

muerte en la tarde

que no era un toro sino un chico de 16 años cuyas ideas no sólo no hacen daño a nadie sino que además dignifica el ser en esa tierna edad en la que aún los pensamientos, que no los sentimientos no han terminado de hornearse. Un chico antifascista muerto a manos de la miseria que el energúmeno vomita puñal en mano, de la codicia de creer que sus actos mejorarán la mierda de mundo que le toca vivir; que los suyos han contribuido, como nadie, a espolvorear por los cuatro vientos y latitudes. También en Italia: un poli dispara su arma de forma "accidental" y un tifosi cae muerto. Como tantas veces a un lado un vulgar asesino. Al otro lado un inocente.

1 comentario:

Relatos on the rock dijo...

La inocencia, descanse en paz. Avanza en esa derrota el triunfo del asesino. En cambio, lejos de espantarse, hay una plaga de acólitos que hunden puñales de soberbia y maledicencia en los pechos descubiertos. No empuñan el arma blanca, pero la revisten de gloria y buena fe. No son tantos los vulgares criminales como los tejedores en círculo que nunca aparecen.